Están pasando los días, las noches,
Está pasando el verano, el susurro
de las hojas secas, de los ojos apagados,
ya se han acostado los pensamientos, el corazón
duerme,
y todo se ha acostado, no sé
si estoy viviendo o voy muriendo
o soy el vagabundo,
porque ya no lloro ni tampoco me río..
El destino ¡dónde estés!
El destino ¿Dónde estás?
No tengo ninguno.
Si no me dás el bueno, Padre,
dame lo mas malo.
No me deja dormir andando
con el corazón parado
y como el tronco roto
rollarse por el mundo.
Dame el vivir siguiendo el corazón
y querer a la gente,
y si no.. maldecir
y ¡encender el mundo!
Tengo miedo de caerme en las cadenas,
estar muriendo en la esclavitud,
pero lo peor es dormir, dormir
y dormir en la libertad,
Y dormirse para siempre,
sin dejar un huello
nada, igualmente,
¡si vivía o falleció!
El destino ¡dónde estés¡
El destino ¿dónde estás?
¡No hay ninguno!
Si no dás el bueno, Padre,
¡dame lo peor, lo peor!
Tarás Shevchenco